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jueves, 8 de abril de 2010

Cómo conquistar el mundo mediante imanes (Volumen III: el poder de la frenología; el Zen)

Como todos ustedes, mentes incisivas, flor y nata de nuestra ilustre sociedad científica, habrán ya criticado con su rápido discurrir, la frenología hace tiempo que dejó de considerarse una ciencia y, por lo tanto, sus preceptos ya no se consideran ciertos.

No obstante, aclaremos qué pasó, y por qué. La frenología postulaba que la personalidad guardaba una estrecha relación con la forma y peso del cráneo. De este modo, se justificaron el racismo y otros desvíos del comportamiento común. Bien es cierto que esto ha sido tachado de barbaridad, y no pretendo demostrar lo contrario. Sin embargo, hay otro aserto frenológico que sigue vigente hasta hoy, es más, que cobra fuerza con el tiempo: el de que cada tipo de pensamiento está localizado en una parte diferenciada del cerebro.

Bien. Además, no dudo de que conocerán la cantidad ingente de impulsos eléctricos que componen nuestros sistemas nerviosos central y periférico. Ahora mismo se desarrolla una técnica que se ha dado en llamar tomografía por positrones que nos permite registrar en qué partes del cerebro nuestra actividad es mayor, y así relacionarlas con el tipo de pensamiento que estamos procesando (¡incluso se puede saber si alguien miente midiendo las cargas de su sistema límbico!)

Así, no debemos olvidar en qué nos convertiremos cuando nos apliquemos el tratamiento electromagnético del volumen II: en máquinas cargadas con una inmensa potencia que, en esta sociedad en que los metales nos acosan a diario, sería un peligro para los demás y, lo que es más importante, también para nosotros. ¿De qué sirve el poder sin control? ¡No podemos permitirnos salir a la calle y que cientos de carteles y automóviles se ciernan sobre nosotros ávidos de arrebatarnos el poder del gobierno mundial! Nunca, amigos míos, jamás, confíen en un coche. Especialmente en los alemanes. Siempre han obstaculizado el ascenso de los grandes hombres de la historia.

Dicho lo dicho, y antes de pasar a controlar los pensamientos de los dos hemisferios del cerebro con objeto de poder elegir hacia donde proyectar todo nuestro electromagnetismo debemos, por paradójico que suene, aprender a anular nuestro sistema nervioso. Y esto no es sencillo, así que aplicaremos el sistema más poderoso que para ello ha concebido hasta ahora el ser humano: la meditación Zen.

La meditación zen, en su vertiente del Budismo Mayahana llamada Soto, aquélla que busca la iluminación mediante el vacío de la mente -y no mediante la estimulación como la Rinzai- es un sistema que busca el 'silencio interior', esto es, el 'no pensar'. Sin embargo, cientos de budistas Zen intentan con todo su esfuerzo alcanzar lo que ellos llaman Iluminación durante toda su vida y sólo algunos lo consiguen: ¿por qué habríamos de lograrlo nosotros sin dedicar tanto tiempo? He aquí la razón de que les haya expuesto el método para lograr la potenciación de sus facultades antes de comentarles esto. Con nuestra capacidad eléctrica estimulada, digamos, cien veces, deberíamos ser capaces de conseguir lo mismo que cualquier otro ser humano invirtiendo cien veces menos tiempo. Sin embargo, también se presenta la paradoja: para 'apagarnos' vamos a 'encendemos a tope', así que tal vez necesitemos la inmensa cantidad de cinco o seis años de nuestra vida, con mala suerte.

He aquí las sencillas instrucciones para llegar al estado de intuición Prajna: en primer lugar, debemos asimilar a toda velocidad -nuestra memoria también estará poderosamente estimulada- los libros del profesor y maestro de Zen D. T. Suzuki, y buscar un templo en el que se nos guíe. ¡Pero recuerden, eviten los koan a toda costa!*

De este modo lograremos reducir nuestros pensamientos al mínimo, así como nuestros estímulos pero: ¿cómo activarlos en el momento necesario? Eso será lo que se exponga en el próximo volumen: el poder de la frenología; partes de la mente y cómo activar el magnetismo localizado.

*Los koan son frases cortas con un enigma implícito, muy difíciles de desentrañar. Los desechamos por estimular a más no poder nuestro raciocinio.

lunes, 5 de abril de 2010

L s r cove os de un b lcón.

...

Capítulo 8

Y él, angustiado, preguntó: - ¿De verdad?

...

Capítulo 23

Ella respondió: - No.

domingo, 4 de abril de 2010

Niños, futuro, y niños otra vez.

Qué manía tiene la gente con envidiar a los niños por su inocencia. La única razón lógica y lo bastante fuerte como para profesar envidia -y yo la siento- hacia un crío, es su tamaño. Sería fantástico poder subirse uno a su vitrocerámica de cinco metros de largo y verter aceite de la botella de diez litros sobre la sartén que se necesitan las dos manos para transportar. Por no hablar de dormir en una cama gigante o, lo mejor de todo, cruzar el umbral de una puerta, mirar para arriba, y sentirse abarcado por el quicio. Qué sensación debe de ser... una pena que cuando tenemos el tamaño para vivirla, carezcamos de la conciencia para disfrutarla.

Y viceversa.

sábado, 3 de abril de 2010

La clave

La clave es no tenerse a uno mismo por más de lo que es. Si se consigue, ya se es lo bastante como para tenerse a uno mismo en su justa estima. Claro que entonces uno se tiene por encima de los demás y eso no les gusta y te dirán que la clave es no tenerse a uno mismo por encima de lo que es.

Así que la clave es, o suicidarse, o acabar con todos los demás.

domingo, 28 de marzo de 2010

Sin.

Érase una vez una niña sin voz y un muchacho sin corazón que se conocieron un buen día a la luz del atardecer en un jardín de orquídeas y margaritas. A partir de ese momento, la niña sin voz y el muchacho sin corazón compartieron muchos días a la luz del atardecer en jardines de orquídeas y margaritas y no tardó en florecer en la niña la admiración hacía el muchacho.
Un día que la niña explicaba con mímica dominada sus aventuras veraniegas, ésta, sin aviso oportuno, abrazó fuertemente al muchacho, que quedó sorprendido, y largo rato después ella lo besó. El muchacho sonrió y le dijo:
-¿Qué es lo que deseas?
A lo que la niña contestó poniendo el dedo índice en el pecho del muchacho.
-¿Deseas mi corazón? -sonrió- Yo te lo daré...a cambio de lo que yo deseo.
La niña, impaciente, posó sus manos abiertas en las mejillas del muchacho y, con una mirada de ansiedad, lo instó a contestar lo más pronto posible.
-Deseo tu voz, a cambio.
Y se marchó.
La niña, desolada, sin que nadie lo supiera, lloró durante noches, ofreciéndole su sonrisa al día, dándole su verdad a la luna. Lloró por no ser de otra forma, por no poder dar aquello que le era demandado y que, por el mismo motivo, no podía conseguir lo que anhelaba más que vivir.
Pasó tiempo de aquéllo, y la muchacha seguía acudiendo al jardín de orquídeas y margaritas, del mismo modo que el hombre lo hacía. Y ella esperaba allí sentada, a sabiendas que él no la miraría, que no tendría más ojos que los que depositaba en las diferentes muchachas que cada día a la luz del atardecer el hombre portaba.
Algunas noches, cuando el hombre y su acompañante dejaban el lugar, la muchacha los seguía por calles adoquinadas, bajo la lluvia, a través de las luces semiopacas de la ciudad, pasando por el tumulto de las ciudades hasta moteles de color apagado, otras veces rojizo, y se quedaba cerca de la puerta donde los veía entrar, sentada durante horas, hasta que el sueño, el frío, o la lluvia la deterioraban tanto que su propia consciencia no la dejaba continuar.
De repente, un día como aquellos tantos otros que el hombre invitaba a pasar a alguna mujer con él, la muchacha sintió tanto dolor, tanta mentira acumulada durante la luz del pálido sol, que sollozó. Sollozó y su voz la hizo temblar, de asombro, de felicidad, de miedo...y su locura la hizo correr hacia la puerta y golpearla con todas las fuerzas renovadas. El hombre, azorado, abrió la puerta y la reconoció. Ella dijo:
-Quiero tu corazón, toma mi voz.
El hombre la miró, sonrió levemente y llevándose una mano hacia el cabello dijo:
-Me dejas sin palabras, muchacha.

domingo, 7 de marzo de 2010

Cómo conquistar el mundo mediante imanes (Volumen II: el superhombre)

Bien, como prometí, voy a explicaros cómo trascender vuestra condición humana para poder gobernar el orbe.

Para ello, debemos remontarnos al 22 de Septiembre de 1791 a las siete y cuarenta y dos de la tarde, momento en que nació el pequeño Michael Faraday, padre -Henry sería la madre- del electromagnetismo, una de las más poderosas armas que podemos llegar a manejar. Estos dos señores, en el llamado experimento de Oersted (y no, no es ningún espejo), comprobaron que al mover un imán cerca de un circuito se genera electricidad.

Bien; muchos años después los humanistas del XXI, los médicos, han estudiado lo que se denomina Medicina Tradicional China. Estos métodos, aún denostados por muchos escépticos, han resultado tener demostración práctica gracias a dos fenómenos comprobados: que el pensamiento humano se compone de impulsos eléctricos y que en la sangre hay hierro sobre el que se puede actuar magnéticamente.

Así que la conclusión es simple: si gracias a la electricidad pensamos -y no sólo eso, nos movemos también- no hay duda de que al estimular esa electricidad estimularemos nuestra capacidad muscular e intelectiva. Y aún hay más, pues al igual que el hecho de que un imán puede crear corriente, ¡también se demostró que una corriente puede crear magnetismo! Hecho que nos permitiría crear campos magnéticos. Así que para ser superhombres en pensamiento, fuerza y telequinesis -pues al poder crear magnetismo podríamos mover objetos metálicos- no tenemos más que conseguir un imán gigante y fabricar una máquina que haga que éste gire a nuestro alrededor durante unos minutos, de suerte que nuestro hierro y nuestra electricidad sean potenciados. Con este tratamiento una vez al día será más que suficiente (eso sin tener en cuenta que cuando estemos 'potenciados' tal vez ni siquiera necesitemos de la máquina para hacer girar el imán en el aire, pues podremos moverlo a voluntad). Siguiente parada, volumen III: el poder de la frenología.

sábado, 6 de marzo de 2010

Cómo conquistar el mundo mediante imanes (Volumen I: el hecho conquistador)

Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de plantearse, como todos nos hemos planteado alguna vez, conquistar el mundo utilizando la poderosa fuerza que la naturaleza ha puesto a nuestro servicio y a la que los científicos han dado en poner el nombre de 'magnética', es que tan titánica tarea conlleva en sí misma el hecho de conquistar el mundo, es decir, debemos estar preparados para conquistar el mundo y entender que ésta es sólo una de las posibles maneras.

Para conquistar el mundo hay que ser modesto. Uno no puede levantarse una mañana y decir 'voy a conquistar el mundo'. No es tan fácil. Primero, porque para conquistar el mundo, aunque muchos parecen haberlo olvidado durante la historia, hace falta ser superior al resto de los hombres. Y entiéndanme, pues no es éste un acto de vanidad. Igual que para ser futbolista hace falta ser superior a los 'no futbolistas' en ciertos rasgos físicos y mentales, para ser conquistador de mundos hay que potenciar otros aspectos. Si los tenemos por encima de la media (como muchas mujeres), podremos dominar a un ser, si los tenemos muy por encima, tal vez a una comunidad o una ciudad entera incluso. Para dominar un país o un continente, hace falta ser el mejor, al menos el mejor de una época en tales cualidades. Pero amigos, para conquistar el mundo hace falta ser el mejor posible, y no sólo el mejor. Y, desgraciadamente, esto está vedado a las capacidades humanas. Aunque yo he hallado la forma de romper esa limitación y voy a compartirla con vosotros; a partir del próximo capítulo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Prospecto

K se adelantó. Miró fijamente a ambos flancos y siguió avanzando hasta el siguiente punto. Otros compañeros le seguían muy de cerca, disparando balas sueltas hacia el cielo de vez en cuando, con la esperanza (algunas veces, la suerte) de acertar a darle a alguna de las criaturas. Hizo señas, y los demás continuaron por el camino mojado y pendiente, a duras penas manteniéndose erguidos pero con la mirada fija en el horizonte.
K tenía miedo. No era la primera vez que salía a combatir, ni mucho menos, pero todo aquello le sobrepasaba. El desconocimiento le producía pavor. No podía pensar en condiciones y mucho menos dar órdenes; pensar en todo eso solo empeoraba las cosas. Inmerso en sus vacilaciones notó una palmadita en la espalda y una cara conocida le propinó una media sonrisa burlona y un movimiento de ánimo con una mano fugaz. Era P, uno de los mejores, y no sólo en su trabajo. Lo vio adelantarse rápidamente y prepararle un lugar seguro para su paso. P no hablaba mucho. Sobretodo si tenía que ver con algo relacionado a su persona, pero era de confianza. K se apresuró en recorrer el espacio que quedaba entre los dos al mismo tiempo que la luz se iba atenuando y el espacio comenzaba a distorsionarse.
Cuanto más se aproximaban a las cúpulas donde nacían sin parar los monstruos, más bochorno hacía. El calor era insoportable, la visión empezaba a nublársele y el horizonte parecía cada vez menos estable. El aire era denso y se mecía alrededor de K, acariciándolo, abrazándolo, ahogándolo. K pensó que iba a vomitar. Había olvidado incluso cuanto tiempo llevaban aguantando y le producía mareos el hecho de imaginar cuanto podía durar el infierno.
P dio aviso de vía libre para continuar y en un momento los dos se recreaban con la destrucción de algunas de las huevas de las que regurgitaban los seres.
Algunos monstruos más grandes se acercaban y destruían las pocas defensas que les quedaban, K y P sabían que no tardaría mucho en pasar lo que ya habían aceptado. M se unió a la escaramuza de ambos, y con las palabras precisas y en el momento preciso (como siempre) les alentaba recordándoles que llevaban exactamente siente horas y cincuenta y ocho minutos. Pronto los refuerzos estarían allí y la iban a liar parda...
-Venga, cielo, tómate las medicinas, que ya toca.

La historia más larga del mundo

Nada, etcétera.

jueves, 4 de marzo de 2010

Daño colateral

Se preguntaba por qué le habían dado la habitación más amarilla del hotel. Era pequeña, los muebles, feos, la cama rota y la ventana atrancada. Las paredes, en un estertórico intento de modernidad, eran de un color naranja chillón que arañaban su cerebro como a una pizarra, con algunas manchas que lo palidecían, quién sabe, manchas de adúltero, de solitario o de reprimido en violeta. En todo caso, olían mal. Le dolían los ojos. No encontraba la puerta ni el aire.
Una vez cedió el pomo, trató de alargar el pasillo lo máximo posible, aporreando las paredes y topezando con la moqueta sucia que olía a SVR y que conducía a los ascensores, allá, a lo lejos. El último sprint y el primero no funciona, el segundo no abre las puertas ¡maldita sea! El puto tercero tardó cerca de un milenio en abrir una boca fría y oscura.

El Imbécil, cayó por el agujero del ascensor sin suelo.

A una calle de allí, Sergei se dirigía al hotel anticipando una limpieza de civil accidental. O accidentado.

Se rió.

Toma, un té

4000 a.c. - El hombre recogía unas hierbas olorosas en una tarde fría, preparaba un fuego, hervía agua y las calentaba y luego se tomaba un té.

2000 d.c. - Mientras veía el vaso girar en el microondas, el hombre pensaba "qué bellos tiempos aquellos en los que el hombre recogía unas hierbas olorosas en una tarde fría, preparaba un fuego, hervía agua y las calentaba y luego se tomaba un té".

4000 d.c. - Mientras el hombre ordenaba a su neurotransmisor que procesara su orden a la base central de la urbe para que ésta la filtrase, la retocase, la conviertiese al lenguaje máquina y la reenviase hasta la tetera para que ésta pudiese iniciar la petición de una serie de permisos que le permitiesen preparar el brebaje, el hombre procesó, envió, recibió censurado y reprocesó el siguiente pensamiento: qué hermoso sería aquel lejanísimo tiempo en que mientras veía el vaso girar en el microondas, el hombre pensaba "qué bellos tiempos aquellos en los que el hombre recogía unas hierbas olorosas en una tarde fría, preparaba un fuego, hervía agua y las calentaba y luego se tomaba un té"

miércoles, 3 de marzo de 2010

Desde Dentro

Otro día igual que ayer. Dentro de mi cúpula de cristal pienso, respiro, vivo. Observo otras vidas a través del vidrio y anhelo saber sobre ellas, poder vivir un sólo día una de esas otras vidas.

En mi cubículo sólo existo yo. Yo, y esas imágenes que no se detienen, que parecen iguales, pero que no lo son. Que parecen repetirse, pero cambian contínuamente. Hoy, quizás, la imagen estática de un artista me distraiga de mis quehaceres y llene mis pupilas de nostalgia y/o desaprobación. De vez en cuando las palabras se esconden debajo de teclas intermitentes, que resuenan y se agolpan unas con otras, esperando reunirse para crear, para expresarse. De vez en cuando, yo me escondo en la puerta de emergencia, bajo la escalera, y sollozo un suspiro para recrearme, para desahogarme.

En mi habitáculo yo subsisto sin residir, acecho sin que se me advierta, me suicido sin morir, me enamoro sin ser nunca correspondido. Sin memoria puedo recordar la primera vez que amé. En mi cajita de cristal andaba yo, con prisas y despistada recorrías los pasillos tú, sin cerciorarte de mi existencia, como todo el que me rodea, y en aquel momento, como una corriente de verdad desmedida que te explota en la cara y te deja la boca abierta y un aviso corporal, me miraste y encaminaste tus pasos hacia mi bola de cristal, hacia mi espacio, hacia mí, hasta mí; y por unos instantes dejé de coexistir sólo conmigo mismo, por unos instantes fui tuyo y fuiste mía. Por unos segundos tus palabras fueron solamente para mis oídos. Sin memoria jamás las olvidaré.
-Un ida y vuelta a Plaza España, por favor.

martes, 2 de marzo de 2010

Conexiones neuronales

¿Y si...?
¿Y si estuviéramos ante un cambio tan lento en nuestras conciencias que no pudiéramos percibir?
La evolución ha llevado al ser humano a desarrollar consciencia de nosotros mismos, lo que nos ha conducido a la inteligencia, al razonamiento y a las proyecciones mentales, o lo que es lo mismo, a la capacidad de imaginar (ver imágenes) sobre el pasado, el futuro o lo oculto e incluso a crear nuevas imágenes.
Todo ello mezclado con los comportamientos primarios es lo que forma nuestra conciencia actual, sin embargo, es evidente que hemos experimentado un cambio radical en nuestra corta historia. ¿Significa eso que ahora mismo seguimos cambiando? hemos alterado nuestras necesidades y nuestra forma de solventarlas, adoptamos cada vez más comportamientos que contradicen nuestras necesidades más básicas, interfiriendo con los comportamientos e instintos primarios intrínsecos a nuestra naturaleza.

Cada vez aparecen nuevas enfermedades y síndromes que afectan a nuestras conexiones neuronales relacionados con el stress y las modificaciones genéticas que sufrimos por la vida moderna. Con esto no quiero decir que todos sean malos, ni mucho menos, cuando hablo de enfermedades y síndromes mentales estoy abarcando cualquier desviación de lo que se considera el comportamiento humano conocido hasta la fecha. Dejando a un lado las enfermedades mentales nocivas se puede observar en la raza humana formas de pensar cada vez más abiertas, más dispuestas a superar prejuicios (provenientes del instinto básico del miedo a lo desconocido o extraño en el sentido de ajeno) ¿podría esto significar que nuestra "conciencia colectiva" está evolucionando? ¿la evolución ha dejado de afectarnos en el plano físico y se concentra ahora en la psique?

Si es así es posible que aún quede una cierta esperanza para la humanidad... aunque bien pensado sería necesaria una cantidad de tiempo que realmente no creo que se cumpla antes de que explote el Sol y nos vayamos todos A TOMAR POR CULO.

lunes, 1 de marzo de 2010

Sopitas con canela

El otro día llegué a casa para comer y SORPRESSSAAA encontré una cuchara de lo más peculiar, era una cuchara con goma de borrar, ese artefacto inútil que llevan algunos lapiceros.

Esta extraña situación me condujo a recapacitar, ¿Quién mierda había puesto esa goma ahí?.

Tal vez uno de esos pobres chinos, o sudamericanos, o negros, o incluso puede que comunistas...

¿Quién sabe?, puede que un negro comunista, siempre les he temido, A.H. siempre creyó que eran peores por el color de su piel. Lo cierto, es que yo no creo que fueran peores, sino mejores, la evolución los había tratado mejor y los había vuelto, por lo tanto, peligrosos.

Existe una variedad extraña de negros, los negros COMUNISTAS , son de los más peligrosos.

¡Negros en la nieve!. Ya son más resistentes al sol, como para encima ser más resistentes al frío.

Al ver esto, inundado por una rabia y miedo atroces, ¡LANCÉ ESA CUCHARA HIJA DE SATÁN POR LA VENTANA Y BAJÉ AL PISO A TERMINAR MI OBRA!. Allí estaba ella, riéndose de mí, podía ver sus negros labios proyectando una sonrisa de superioridad y orgullo "negrata" a mis ojos.

Como orgulloso defensor de la raza blanca hice caso a un sabio que dijo una vez "Los problemas se arreglan doblándolos". Lentamente observé como su ácida sonrisa se anulaba y cuando alcanzó los 90º, esa infernal obra hija de negros saltaba de la cuchara y huía por la alcantarilla. Todo volvía a la normalidad y yo podía acabar mi sopita de verduras.

Ismael.

Metamorfosis

Como a un pececillo al que le aterrorizan peces mayores, me escabullo en la sombra para no sentir el frío corriente marino que traen las olas, que me recuerda que aún sigo viva, que aún sigo nadando, que por mucho que anhele salir a respirar, mi lugar se encuentra muchos metros más abajo, donde no existen las bonitas casas adosadas, ni las familias que viajan al campo al amanecer.

Como una mariposa, pero al revés, me refugio en mi capullo de esperanza, me cambio de muda cual serpiente, para no sentir dolor, para no pensar dolor, para no respirar dolor.

Por el día soy el ciervo que recorre su preciado bosque de lagunas y de árboles vigilados por Plutón, de ríos llenos de espuma viva, de caminos que recorren hectáreas de belleza...por la noche soy el lobo, que se devora a sí mismo por dentro, que destruye lo que a la mirada del Sol fue, que acecha en la penumbra que sólo el lado oscuro de la Luna puede mostrar.

Pero a los ojos de Cerbero soy un mero animal de única cabeza, y mis dos ojos, ciegos del duro aprendizaje, sólo pueden retener las lágrimas que alguna diosa compasiva me regaló a cambio de mi juventud y mis recuerdos halagüeños.

Ahora, intentando rehacerme de retales y repuestos, tratando de preservar mi olvidado honor, bajo la atenta mirada de Argos YO renazco, para ser un nuevo ser, uno humano tal vez, pero sin olvidar que esta cojera me invita a la sabíduria y estos invidentes ojos, a la cautela más feroz.

sábado, 27 de febrero de 2010

Ignórala

Da un paso, otro paso, otro
Se te cae una neurona
...
Da un paso, otro paso, otro

miércoles, 24 de febrero de 2010

Las condiciones de la suerte

El hombre se está comiendo una naranja. Cuando va a dejar el plato en la mesa a su derecha, se da cuenta de que se ha dejado un gajo sin comer. Con los dedos goteando jugo, lo toma, y mientras lo contempla piensa.

Qué suerte.

martes, 23 de febrero de 2010

Tiembla

Fuente: arial. Hmmm...

- Papá, todavía no entiendo lo de infinito.

- Mira hijo, infinito es cuando algo no tiene fin, cuando es tan grande tan grande, que no se acaba nunca.

- Pero papá, si no se acaba nunca ¿es porque sigue creciendo?

- No hijo, es infinito, no puede crecer porque... porque... ¡porque es infinito vaya!

- Pero papá...

- ¡QUÉ HIJO, QUÉ?!

- Si es infinito no ha empezado nunca a crecer...

Intergalactic planetary planetary intergalactic

Mirá, mirá, tengo internet

lunes, 22 de febrero de 2010

La caja china de los sueños

Si tu sueñas con otra persona la única pregunta que resta hacerse es: ¿existo yo en su sueño o él en el mío? ¿Cuál es la metamente que piensa a la mente pensante? ¿Vive él en mi cabeza o yo en la suya? ¿O tal vez coexistamos en un espacio onírico pensado a la par por ambos? Esto es, a la vez que lo más improbable, lo más hermoso para pensar.

sábado, 20 de febrero de 2010

Punto de vista

¿Es un humano mirando al microscopio - se preguntó Dios - o una bacteria asomándose al macroscopio?

viernes, 19 de febrero de 2010

Microrretrato

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jueves, 18 de febrero de 2010

Arlequines y cucarachas

La diferencia entre un tipo corriente y un arlequín es que ellos se han dado cuenta de que en el vientre de todas las cucarachas siempre hay un espejo.